En el clima actual de creciente desconfianza hacia el mayor fabricante aeroespacial de la historia, la compañía germana ha salido en defensa de uno de sus principales proveedores de aviones comerciales. Hay que recordar que, históricamente, Lufthansa ha sido uno de los operadores más fieles de Boeing.
Ha sido o es operador de todos los aviones comerciales propulsados a reacción que ha producido Boeing. En el caso de Lufthansa, la aerolínea matriz, ha empleado los 707, 727, 737, 747, 777 y 787. A través de Cóndor, su otrora filial para vuelos vacacionales, también lo fue de los 757 y 767. Tan sólo uno de los modelos no ha estado presente en ninguna de sus divisiones, hablamos del Boeing 717, el primitivo McDonnell Douglas MD-95, producto de la absorción de la anterior por parte de Boeing.
Precisamente, parte del declive de Boeing comenzó a raíz de la absorción de McDonnell Douglas. Con la medida neutralizó a su gran competidor norteamericano pero comenzó a cultivar problemas futuros como los que tiene actualmente encima de la mesa.
Boeing se ha enfrentado a retrasos y problemas de certificación en prácticamente todos sus programas. El caso más dramático es el 737 MAX, con dos graves accidentes incluidos, la mayor parada de flota de la historia de la aviación comercial y la recertificación del modelo.
Pero también se han visto afectados el 787 y el 777X, que ha visto recientemente demorada su entrada en servicio dos años más. A esto se suma la incertidumbre actual sobre si obtendrá la certificación para la variante -MAX10 del 737 antes de la fecha límite clave de diciembre.
En declaraciones a varios medios de comunicación, Carsten Spohr, presidente ejecutivo de Lufthansa, afirmó ayer que la aerolínea alemana respalda firmemente al fabricante de aviones estadounidense. A principios de este mes, Lufthansa anunció la compra 10 aviones cargueros para Lufthansa Cargo, incluidos siete de la versión 777X, también conocida como 777-8F, e incrementó su pedido de Boeing 787.
«Boeing volverá a ponerse de pie, es todo un símbolo para EE.UU.»
«Boeing volverá a ponerse de pie, es todo un símbolo para EE.UU.», dijo Spohr, pero también aprovechó para revelar algo que es una evidencia desde hace unos años en la industria, muy especialmente cuando un constructor se encuentra en apuros: «Es un buen momento para negociar precios con Boeing en este momento». Spohr dijo que el pedido de Lufthansa llegó «en un momento en que Boeing obviamente está pasando por algunos problemas».
Al señalar que se le preguntó por qué Lufthansa «cree tan ciegamente en Boeing» mientras que otros cancelaron pedidos o renunciaron a las fechas de entrega, Spohr dijo que su respuesta fue que los empleados de la aerolínea «creen en Boeing como compañía». Comparó a Boeing con la recuperación de Estados Unidos después de varias crisis en las últimas décadas.
Spohr reconoció las dificultadas para hacer pronósticos sobre la evolución de Lufthansa y el transporte aéreo en general para lo que queda de año, debido a la incertidumbre de los precios del combustible, la inflación y el potencial de recesión.