Hoy, 18 de julio, comienza uno de los salones aeroespaciales más importantes del planeta. Junto con el parisino de Le Bourguet, concentran la “creme de la creme” de la industria a lo largo de todo el mundo.
Ambos eventos se celebran de forma bienal, correspondiendo a los ingleses los años pares y a los franceses los impares. Debido a la pandemia de Covid-19, la edición de 2020 se canceló. Como ha sucedido con numerosos eventos, la edición de este año es muy esperada por todo el sector.
A pesar de los nubarrones existentes derivados de la inestabilidad política y la crisis energética que se avecina, hay muchas expectativas este año, para confirmar la recuperación del transporte aéreo.
Al menos en lo que respecta a la industria de la defensa, ya que el regreso de la bipolaridad política y militar entre las dos grandes potencias, como son EE.UU. y Rusia acrecienta la inversión en equipamiento militar. Y un salón como Farnborough es un gran escaparate donde se firman los acuerdos y contratos más relevantes del año.
Uno de nuestros colaboradores se encuentra allí, desde donde tratará de avanzarnos las informaciones más interesantes que vayan surgiendo. Seguramente veremos la confirmación de nuevos pedidos por parte de los cuatro grandes fabricantes de aviones comerciales. Estaremos atentos.
Unas pocas millas al oeste de Farnborough se encuentra la base aérea de Fairford, hogar del que es el festival aéreo de aeronaves militares más importante del mundo. Hablo del Royal International Air Tatto (RIAT). Una cita que todo amante de la aviación no debería perderse.
Más de 180.000 visitantes acuden durante un fin de semana a contemplar las exhibiciones estática y en vuelo de cerca de 500 aeronaves. Parte de estas aeronaves acuden después a Farnborough, siempre celebrado a continuación del RIAT. Aunque el RIAT es anual, para poder asistir a ambos eventos y aprovechar mejor el viaje se debe hacer en los años pares
En otro orden de cosas, durante la semana pasada continuaron los problemas en el transporte aéreo europeo. Principalmente motivadas por la falta de personal por huelgas, huida de personal cualificado hacia otros sectores mejor remunerados o las cuarentenas ocasionadas por las interminables cuarentenas por Covid-19.
Los aeropuertos de Bruselas y Frankfurt encabezan el ranking de retrasos. El 72% de los vuelos en la instalación belga operaron con un retraso superior a 15 minutos. En el caso del germano contabilizó demoras el 68% de sus operaciones.
Como parche temporal, Frankfurt ha reducido su capacidad limitando las operaciones de 96 a 88 a la hora. Esta medida junto a la reducción de capacidad de aerolíneas como Lufthansa pretenden reducir la elevada tasa de cancelaciones que se han registrado. Un 7,8% de los vuelos del primer aeropuerto alemán han sido cancelados en lo que va de temporada de verano.
En cancelaciones le sigue el aeropuerto holandés de Schipol con un 5,2% de las operaciones anuladas. En la memoria quedan las imágenes de inaceptables colas de pasajeros acarreando sus equipajes a la intemperie. En España, acostumbrados a valorar más lo ajeno que lo propio, la opinión pública no lo habría aceptado.
Sólo para el mes de agosto, que está a la vuelta de la esquina, ya se han cancelado 15.000 vuelos en toda Europa. La regla JNUS (Justified Non-Use of Slots), establecida por la Comisión Europea para permitir a las aerolíneas no tener que usar el 80% de sus derechos de tráfico ha sido un alivio para muchas aerolíneas. De hecho, actualmente en cómputo global actualmente se están operando el 64% de ellos
Ahora, se está planteando volver al escenario anterior a partir del 30 de octubre. Es decir, todas las aerolíneas que no quieran perder sus slots deben operar el 80% de ellos, independientemente del factor de ocupación que alcancen.
Quizás es una medida demasiado prematura, considerando la incertidumbre actual derivada de la crisis energética y el muy probable escenario económico de recesión que se avecina. No obstante, desde los despachos de Bruselas han tomado buena nota y con la vista puesta en futuras crisis, se consideran escenarios que permitan la flexibilización de la oferta.
Las autoridades competentes y, muy especialmente la clase política, deben ponerse a trabajar en planes de largo plazo. Los efectos de la pandemia o de la invasión de Ucrania ya no son excusas para mirar para otro lado y el transporte aéreo merece toda la atención por ser de carácter estratégico y esencial para el desarrollo de toda la humanidad.
Frase de la Semana
“Volar será más caro para los consumidores, sin duda”
Willie Walsh, director general de IATA
La semana anterior citábamos al inefable O’Leary, donde confirmaba la insostenibilidad actual de las tarifas aéreas en comparación con otros medios de transporte.
La prolongación de la invasión rusa de Ucrania y el escenario de elevada inflación en prácticamente todas las economías es un auténtico misil en la línea de flotación de las aerolíneas.
Aunque las compras de combustible se hacen a futuro y los efectos de las variaciones del precio del petróleo no se reflejan de forma instantánea, es obvio que pronto las aerolíneas deberán repercutir el alza de los precios del combustible en las tarifas.
Foto de la Semana
Esta semana, Pedro Fernández nos envía la foto de portada, tomada desde un Airbus A320 de Avianca que cubría la ruta Leticia – Bogotá.
El aeropuerto de Leticia (LET-SKLT) está ubicado junto a una de las orillas del Río Amazonas, donde comparte triple frontera con Colombia, Perú y Brasil. Dispone de una pista, la 03-21, 2.010 metros de longitud y tiene una elevación de 84 metros.
Unas pocas millas más al sur se encuentra el aeropuerto brasileño de Tabatinga. De hecho, las ciudades de Tabatinga y Leticia comparten frontera y núcleo urbano en el margen oriental del Amazonas.