Nunca es agradable despedir a una persona. Sobre todo cuando ha desempeñado toda una vida dedicada a una profesión tan bonita y vocacional como es la de piloto comercial. Pero también muy sacrificada, en lo que a exigencias se refiere. En aptitud. En formación y cualificación. En vocación y actitud. En esfuerzo económico. Y en muchas cosas más que sólo conocen los verdaderos protagonistas. Todas aquellas personas que dedican su esfuerzo al pilotaje profesional de aeronaves. Aviones o helicópteros. Operaciones de transporte aéreo, de trabajos aéreos o de formación aeronáutica.
No tuve el gusto de conocer a Carlos Salas pero su figura es protagonista personal y profesional de una interesante iniciativa que acaban de poner en marcha el Colegio Oficial de Pilotos de Aviación Comercial (COPAC), el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) y la organización de entrenamiento aprobada Global Training Aviation (GTA).
Hablamos de las «Becas Carlos Salas» orientadas a facilitar el acceso a la profesión a jóvenes pilotos, mediante la financiación parcial del curso de habilitación de tipo del avión, con el fin de contribuir a superar la barrera económica que puede suponer su alto coste. Es importante destacar que el curso de habilitación de tipo y/o clase es el último eslabón en la formación de un piloto profesional, antes de desempeñar en líneas aéreas, empresas de trabajos aéreos u organizaciones de entrenamiento. Por tanto, previamente a esa fase, el desembolso económico para obtener la licencia de piloto comercial suele superar los 50.000 euros de inversión.
Ayer tuve la oportunidad de asistir al acto de presentación y lanzamiento del programa, donde parte de los responsables de la iniciativa y otros expertos del sector debatieron sobre la iniciativa, aportando pinceladas sobre la situación actual, necesidades, retos y perspectivas de futuro de la formación de piloto comercial.
Inauguró la jornada Montserrat Mestres, recién nombrada Directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) quien afirmó que “invertir en formación siempre produce beneficios”. El principal escollo a salvar es que, exceptuando la carrera militar, la formación de piloto no sale gratis al interesado y muchos jóvenes con alta vocación quedan excluidos del mercado.
El elevado coste económico de la formación de un piloto comercial
Fernando Gómez Pérez, socio Fundador de GTA, afirma que “desde la desaparición de la Escuela Nacional de Aeronáutica (ENA), en 1992, son las familias las que asumen todo el coste económico”. Curiosamente, fueron varios los ponentes los que pusieron encima de la mesa el modelo de la extinta escuela pública para poder ofrecer más alternativas a personas con capacidad y vocación, pero sin recursos económicos.
Fernando Gómez, secretario general de Adventia, afirma que “estamos en un nivel muy alto de formación, equivalente al universitario. Anualmente tenemos cerca de 100 pilotos universitarios sobre un total de 1,5 millones de universitarios en toda España”. “El coste económico es un impedimento para muchas familias”.
Desde la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid, Fernando Gómez Comendador, afirma que “trabajar de piloto es una profesión de interés pero con el esquema actual es imposible formar pilotos en la universidad, aunque poseer estudios universitarios es una garantía para cubrir el riesgo de perder la licencia”
Tomás Marqués, Presidente de AEFA (Asociación de Escuelas de Formación Aeronáutica), discrepa del modelo público para asumir íntegramente la formación de un piloto: “sería contraproducente volver a la ENA y reclama medidas para reducir los costes de formación, denunciando que, por ejemplo, las tasas de aterrizaje o el combustible se gravan con un IVA del 21%. Adicionalmente, “de nada sirve conceder becas si posteriormente no se pueden asumir los costes de alojamiento y manutención, donde las infraestructuras que suelen disponer las universidades podrían jugar un buen papel”.
Perspectivas de futuro
Estas dos primeras becas son el primer eslabón de muchas más, que de acuerdo a los planes de COPAC, SEPLA y GTA tendrán un carácter anual. Supone un esfuerzo conjunto pero, en palabras de Carlos San José, Decano del COPAC, “es un orgullo ver a la comunidad aeronáutica unida. Al igual que la sanidad o la educación, el transporte es un derecho de los ciudadanos”. En la misma línea se pronuncia Oscar Sanguino, presidente del SEPLA, reclamando que “nuestra profesión aporta mucho a la sociedad y debemos formar parte de la formación”.
Desde la autoridad aeronáutica, José Luis Lozano, ingeniero aeronáutico y Director de Evaluación de la Seguridad y Auditoría Técnica Interna de AESA, resalta que “es importante conocer las necesidades de pilotos que demanda el mercado”. Y en un plano más regulatorio, destaca que “el proceso de formación debe ser continuo. La formación siempre permite mitigar riesgos”
Con respecto al perfil profesional de los futuros pilotos, José Luis Parra, piloto de transporte y socio fundador de GTA se pregunta: “¿Qué perfil busca el sector? Hemos pasado del piloto al gestor. La sociedad demanda pilotos gestores y debemos ser exigentes con las nuevas generaciones”.
Como conclusión de la jornada, Juan Carlos Lozano, piloto de líneas aéreas y Vicepresidente de la European Cockpit Association (ECA) nos recuerda que “es posible trabajar de forma unida. Abrir la puerta a nuevos pilotos. También es momento para que las administraciones públicas tomen mayor partido y asuman los retos del futuro. Las condiciones de acceso al mercado son cada vez más difíciles. La aviación es una industria que toma caminos fáciles pero de corto recorrido”.
El representante de la ECA no se muerde la lengua al denunciar la “constante degradación de las condiciones laborales” y también añade un nuevo factor: “la sostenibilidad también dede ser incorporada al entrenamiento pero sin comprometer la seguridad”.
En definitiva, una interesante jornada con puntos de vista diferentes pero coincidentes en la necesidad de aportar medidas a la sociedad, como es el caso de este programa de becas. Este primer año ascienden a 12.500 euros cada una y sus aspirantes deben darse prisa y presentar sus solicitudes junto con la documentación requerida antes del 15 de julio. En la página web de GTA pueden consultarse las bases de la convocatoria.